Contenido del curso
Construcción de tu propia agenda política
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Buenas y malas prácticas en la construcción de agendas con la ciudadanía
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Profundización de agendas políticas
En esta etapa, transformaremos sus agendas políticas en herramientas poderosas de representación, alineadas estratégicamente con los objetivos de sus campañas y con las necesidades reales de los distintos actores sociales.
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Creación de contenido programático para campañas políticas
    1. Convocatorias ambiguas: Mensajes confusos que atraen a personas no objetivo, generando desorden. Es importante aclarar los detalles del espacio de participación desde la convocatoria, de esa manera llegan personas más dispuestas a trabajar y se logran resultados más rápidamente.
    2. Exclusión de grupos clave: Según el tema, es importante incluir poblaciones que tienen mucho que aportar pero que por falta de garantías usualmente no están en estos espacios de participación, como: poblaciones rurales, personas con discapacidad o comunidades étnicas.
    3. Participación meramente simbólica: Consultas sin poder real de decisión o sin impacto en políticas públicas. Se tiende a considerar como participación al espacio donde las personas se sientan a escuchar una fila interminable de invitados por el atril. 
    4. Uso exclusivo de herramientas digitales en zonas rurales: Depender solo de plataformas en línea donde no hay acceso a internet es un error que aunque parece obvio, por el trajín de planificar un espacio suele pasarse por alto.
    5. Moderación deficiente: Permitir que unos pocos monopolicen la palabra o no sinteticen debates. Siempre asisten personas sumamente expertas en distintos temas que van a acaparar la atención, debemos tener en cuenta que tanto está experticia como el conocimiento ciudadano son importantes así que hay que equilibrar la balanza en los tiempos de intervención. 
    6. Falta de retroalimentación: No informar a los participantes sobre los resultados de sus aportes. Las personas adoran participar, pero no sentirse utilizados así que hay que reducir al mínimo ese riesgo dándole importancia a la rendición de cuentas posterior a los espacios de implementación.
    7. Documentos técnicos inaccesibles: Usar lenguaje complejo sin adaptarlo a la ciudadanía. Si bien son efectivos para el trabajo post-espacio de participación, es importante traducir el lenguaje técnico para la ciudadanía.
    8. Falta de garantías para la participación: Organizar espacios muy demandantes de tiempo y energía, sin considerar la disponibilidad de las comunidades, sus transportes, alimentación, hospedaje si es necesario, etc.
    9. Sistematización burocrática: Cuando se trata de trabajar la información recolectada internamente en el equipo de trabajo, está bien limitarse a informes técnicos para tal fin. Ahora bien, si esta sistematización va a presentarse a la ciudadanía, ¡evitemos proyectar una tabla de excel! Hay que usar formatos creativos y accesibles.
    10. Falta de planes alternativos: No prever soluciones para fallas tecnológicas, baja asistencia o cambios de sede. No se puede controlar todo y casi siempre sucederán cosas en el camino que nos obligarán a cambiar los planes. Así que siempre hay que procurar tener un plan B por si llueve, por si hay retrasos en invitados o asistentes, o por si hay que incluso cambiar la fecha del espacio.