Contenido del curso
Construcción de tu propia agenda política
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Buenas y malas prácticas en la construcción de agendas con la ciudadanía
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Profundización de agendas políticas
En esta etapa, transformaremos sus agendas políticas en herramientas poderosas de representación, alineadas estratégicamente con los objetivos de sus campañas y con las necesidades reales de los distintos actores sociales.
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Creación de contenido programático para campañas políticas

    Todo proceso participativo que no concluye con una rendición de cuentas clara corre el riesgo de volverse humo para la gente. La rendición de cuentas no es un trámite administrativo ni un “agradecimiento final”; es un acto de reconocimiento político: reconocer que las personas entregaron tiempo, ideas, afectos y conocimientos, y que ese esfuerzo merece una devolución proporcional, comprensible y transformadora.

    En una democracia participativa (donde vivimos), rendir cuentas no es opcional: es la única forma de cerrar el ciclo sin romper la confianza. Y en un contexto de alta desafección política, en el que muchas personas han sido usadas para legitimar decisiones ya tomadas, este momento puede marcar la diferencia entre construir una base social sólida o agotar el vínculo con la comunidad.

    1. ¿Qué es rendir cuentas en clave participativa?

    Es devolver a las personas lo que entregaron, mostrando de forma clara qué se hizo con sus aportes, qué se incluyó (y qué no), por qué se tomaron ciertas decisiones y cómo eso se verá reflejado en acciones o propuestas concretas. Es pasar de la consulta a la corresponsabilidad. Sin miedo, hay que nombrar los límites. No todo se puede hacer, no todas las propuestas son viables, pero eso no significa que lo dicho no haya sido valioso. De hecho, explicar con honestidad las decisiones es una de las formas más fuertes de respeto político.

    1. Lenguaje accesible, formatos diversos

    Uno de los errores más comunes en los procesos políticos es devolver los resultados en documentos densos, cargados de jerga técnica, imposibles de leer para la mayoría. La rendición de cuentas requiere formatos comprensibles y culturalmente adecuados. La clave es que las personas puedan reconocerse en lo que ayudaron a construir.

    1. Canales de devolución pensados para el territorio

    ¿En qué momento, lugar y canal se va a rendir cuentas? Si el espacio fue presencial, ¿volveremos al mismo sitio? Si fue virtual, ¿cómo vamos a cerrar? En contextos rurales, puede funcionar mejor una reunión barrial. En lo urbano, un boletín digital o una jornada de devolución pública. La rendición de cuentas no es solo el mensaje, es también el medio.

    1. Construir mecanismos de seguimiento

    Rendir cuentas no es solo “mostrar lo que ya hicimos”, también puede ser invitar a la ciudadanía a seguir involucrada en la implementación, el monitoreo o la promoción de lo acordado. Por ejemplo: ¿se puede formar una comisión de seguimiento? ¿Hay un canal para actualizaciones periódicas? ¿Se abre un grupo de WhatsApp o una lista de correo?

    En síntesis, la rendición de cuentas es el momento en que la ciudadanía confirma si su palabra tuvo eco o se perdió. Cuando se hace bien, se transforma en una herramienta poderosa de legitimidad, sostenibilidad y conexión profunda con las comunidades.

    Preguntas clave que sí o sí debes hacerte al momento de rendir cuentas:

    • ¿Qué tipo de devolución vamos a hacer? ¿Vamos a explicar qué se recogió, qué se priorizó, qué se descartó y por qué?
    • ¿Qué formatos son más adecuados para nuestra audiencia? ¿Video corto, relatoría gráfica, cartilla impresa, mural, audio, foro, reunión de cierre?
    • ¿Dónde y cómo vamos a rendir cuentas? ¿Volvemos al territorio? ¿Usamos un canal digital? ¿Nos adaptamos al contexto cultural y tecnológico?
    • ¿La información está presentada en lenguaje claro y accesible? ¿Evita tecnicismos? ¿Está pensada para quienes participaron y no para especialistas?
    • ¿Estamos reconociendo los aportes de las personas con nombre y sentido? ¿Estamos mostrando que lo que dijeron fue valorado?
    • ¿Explicamos con honestidad por qué se tomaron ciertas decisiones? ¿Incluimos también lo que no se pudo hacer o lo que está pendiente?
    • ¿Estamos ofreciendo canales de seguimiento o retroalimentación? ¿Hay formas para que las personas sigan vinculadas al proceso?

    La rendición de cuentas no es solo el final de un proceso participativo. Es el inicio de una nueva etapa del liderazgo político: una que se construye con coherencia, respeto y responsabilidad colectiva.

    Autor:

    Santiago Velasco Gordillo, Historiador y Politólogo de la Universidad de los Andes. Coordinador territorial Nodo Centro en Extituto de Política Abierta.